Fría
tarde en los campos arados, silencio del aire, tan solo roto por unos graznidos
a lo lejos, Las gentes del pueblo se arrejuntaron en la plaza del ayuntamiento,
como era costumbre por esos lares, tras la llamada inequívoca de las campanadas
de la iglesia. Todos los aldeanos, preocupados miraban de un lado para otro,
buscando en el barullo sus más allegados. Una voz, irrumpe en la lejanía, era
Don Aquiles, el alcalde del pueblo y presumiblemente quien los había reunido
allí para informarles de lo acontecido.
- Queridos vecinos -carraspeo en busca de más
profundidad de voz- Os hemos reunido aquí, debido a que se ha encontrado un
cadáver en la vereda del camino hacia el pueblo vecino, las autoridades están
investigando lo acontecido, pero aún no han terminado sus labores, y es mi
deber anunciar, que nadie puede recorrer ese camino hasta que no nos den paso
las agencias que investigan. Seguramente se trate de algún accidente o muerte
ocasional, pero no nos quieren dar más información al respecto. También quería
pediros que os reunáis en familia y comprobéis que estáis todos, para así
facilitar las labores de búsqueda de la persona que allí permanece, si algún
familiar falta, informarnos a mi o al alguacil para notificárselo a las
autoridades y así facilitarles los trabajos y que permitan lo antes posible el
paso de nuestros vehículos, muchas gracias.
Un
pequeño alboroto agita la multitud, solo se oyen voces proclamando a viva voz
los nombres de los familiares.....
-
Buenas tardes agentes, ¿que tenemos aquí?
-
Buenas tardes capitán, al parecer tenemos el cadáver de un varón de entre 30 y
40 años, de momento nos es imposible averiguar la identidad puesto que los
buitres ya se han encargado de las partes blandas del cuerpo, pero hay algo que
nos extraña del muerto señor
-
¿qué tiene de especial?
-
Pues vera....
Anochece
de nuevo en la jauría de la ciudad, el silencio se ve irrumpido por el sonido
de un móvil de última generación, un mensaje de video y varias fotos hacen su
aparición en el aplicación de mensajería de la agencia, tras un sorbo de su
café preferido, comienza a abrir los archivos, un simple vistazo hacen que las
facciones de su cara se tensen, algo tienen esas imágenes de familiar que a
algunos les haría helar su sangre. dejando la taza de café encima de la mesa
junto a los dos euros de rutina, el agente sin nombre, comienza su andadura
hacia la central en busca de más información sobre las imágenes que ha
recibido, en su mente una sola idea ronda la cabeza - has vuelto, he viejo
amigo.... esta vez no te dejare escapar....
Se
oye como retumban los pasos cansados por el pasillo del laboratorio, la
temperatura como siempre gélida, poniendo la piel de gallina, cada vez más
según te adentras por los pasillos plagados de mármol, con olor a almizclé
barato y desinfectante, camillas por el medio, a las cuales hay que esquivar,
muchas de ellas ya casi inservibles o muy deterioradas por el paso de los años.
Gritos de angustia y dolor, que se acercan y alejan con cada zancada – aquí es,
habitación 302, la habitación de Cristian Caléo.
-
¿Cómo te encuentras en este día Cristian?
-
Buenos días Doctora Lith, hoy me encuentro mejor, no siento los dolores de
cabeza, ni oigo esas voces que taladran mi cerebro
-
Muy bien Cristian, me alegro de que este día estés tan alegre, ¿acudirás a la
terapia de grupo?
-
Por supuesto doctora, me está ayudando mucho a mi recuperación –una sonrisa diabolica se
dibuja en su cara.
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